Viajes: de los costos físicos al valor de los contenidos y la información

Viajes: de los costos físicos al valor de los contenidos y la información

El consumo de música, hasta hace pocos años, involucraba la compra de objetos físicos como discos. Eso ya casi ni pasa, y hoy el tema pasa por las descargas y las suscripciones. En el mercado turístico, ese intercambio de dinero por un producto inmaterial, por una experiencia, es algo que siempre ha estado ahí. Por ejemplo, en el alquiler de una habitación o en la compra de un tour. Algunos mercados, como la música, los libros, las películas y los contenidos en general se mueven en una dirección en la cuál los usuarios ya no pagan por productos individuales. Pagan por suscripciones para acceder a un catálogo. En algunos mercado este proceso está muy adelantado -música, cine- y en otros todavía no dio demasiados pasos, como los libros. El mercado de viajes comparte algunas características con estos mercados, pero presenta diferencias significativas. El viaje implica desplazamiento físico, y en ese punto cumple todas las reglas del mercado tradicional. Aquí hay dos ejemplos para tomar: los vuelos y los hoteles. Dejo para el final de la entrada el segmento de contenidos sobre viajes en relación con esos cambios en la intermediación y los costos de producción.

Un mercado como el aéreo tiene precios que están atados a costos y márgenes de ganancia tuvieron novedades en las últimas décadas -cambios en las estrategias de comercialización, venta directa, etc- pero que siguen atadas a temas como compra de aeronaves, regulaciones en el uso de rutas internacionales, combustible, etc. La información sobre la calidad de servicio de las aerolíneas puede causar cierto impacto, pero finalmente el número de opciones es bastante limitado. Y en tanto el peso del costo del pasaje aéreo suele ser el más fuerte de muchos de nuestros viajes, finalmente el valor del ticket pesa mucho en la decisión. Los usuarios podrán quejarse y protestar todo lo que quieran sobre las aerolíneas, pero el real impacto de esas protestas se diluye mucho, en particular en países donde no tenemos demasiadas opciones para optar.

Praga

El mercado de la hotelería en cambio si aparece más afectado por los cambios en la circulación de la información que trajo Internet. En particular, por la facilidad con la que los dueños de casas y departamentos pueden ofrecer sus propiedades, ya sea de manera paga en sistemas tipo AirBNB, o gratuitos, tipo Couchsurfing -más allá de los problemas por los que pasa esta última plataforma. Desde ya, hay formas de regulación de este tipo de ofertas, desde los que la permiten sin mayores problemas hasta lo que la igualan a la hotelería o limitan seriamente su funcionamiento. Por otro lado, la oferta de hoteles si realmente es mucho más abundante que la de vuelos, y los usuarios hoy revisan mucho cada propiedad a partir de los comentarios de sitios tipo TripAdvisor.

Por último, el tema de los contenidos sobre viajes. No es un mercado que venga demasiado bien a la hora de la comercialización. Han cerrado muchas revistas en los últimos años; las guías de viajes cada vez venden menos; la mayor parte de los medios nutren su agenda de turismo con invitaciones a viajes y notas que se pagan a valores más bien mínimos. Mucho del contenido interesante para viajes hoy está disponible en Internet de manera gratuita o muy económica. La información sobre viajes es abundante, y es difícil querer cobrar por ella, incluso cuando su calidad es claramente superior a la media. Mientras algunos costos de viajar se mantienen ahí arriba -vuelos, comidas, etc- el valor de los contenidos sobre viajes es sustancialmente menor al de décadas atrás, a pesar de que muchos de los costos de producir contenidos son asumidos por los periodistas -cámaras, computadoras, costos de conexión de dispositivos móviles, etc. Plataformas como Kindle de Amazon tienen cada vez más libros autoeditados por valores que no superan los 3 dólares, un valor bastante competitivo pero que implica costos muy calculados de viajes y estrategias destinadas a producir varios textos en un sólo recorrido, por lo general acotados a ciudades o regiones. Y vender relativamente rápido, porque todos saben cuán rápido envejece el contenido sobre viajes, en particular el orientado a fines más informativo y ligado con la planificación de viajes. Vivir de los contenidos de viajes en el futuro implica asumir una serie de estrategias que implican que producción y comercialización son llevadas a cabo por las mismas personas; que la producción de contenidos interesantes es cada vez más demandada en el espacio del marketing en medios sociales; y que ciertas formas de creación de contenidos sobre viajes, como los blogs, seguirán siendo más relevantes como formas de construcción de una presencia en Internet y en segmentos profesionales que como un medio que se sustente por la venta de publicidad.

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