En los últimos meses, Google se ha encontrado con una serie de problemas en YouTube: un buen número de grandes anunciantes retiraron sus avisos de la plataforma de video. El motivo: que muchas veces sus publicidades aparecían en videos de youtubers donde había contenido que podía relacionarse con el racismo o la discriminación, e incluso el apoyo a movimientos terroristas. Estamos hablando de varios cientos de millones de dólares menos de facturación. La reacción de Google no se hizo esperar, y comenzaron a programar menos publicidad en aquellos canales con contenidos que podían considerarse más riesgosos para las empresas. Desde ya, eso impactó en los ingresos de muchos youtubers, que hoy ven que sus ingresos desde la plataforma de video caen de manera espectacular.
Nada de esto es muy nuevo. En realidad, hace recordar a la relación entre los bloggers y Google hace algunos años atrás. Aunque no lo crean -pasó mucho tiempo- alguna vez muchos usuarios crearon blogs temáticos con la esperanza de obtener buenos ingresos vía Adsense. Durante un tiempo esta expectativa funcionó razonablemente bien. Pero claro, más tráfico, más visualizaciones, más ingresos por publicidad. Así que muchos blogs comenzaron a jugarse por temáticas más riesgosas y que atraían más tráfico. Y a muchos les cayó la suspensión de Google y luego ser eliminados de la red de Adsense. Así que el tema del control de los contenidos por parte de Google a la hora de ver donde se programa su publicidad ya tiene varios años.
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En el caso de los youtubers, la situación es bastante peor que en el caso de los bloggers. En YouTube Google monopoliza por completo la red de publicidad y todas las estadísticas de acceso, así que tiene todo el poder necesario para filtrar la aparición de sus avisos. O sea: pueden seguir publicando sus contenidos pero nada de financiarse con ellos. Muchos youtubers buscaban contenidos polémicos y que lograran atraer mucho tráfico, pero eso se terminó. Ahora es necesario estar dentro de la clasificación de canal seguro. Hay cosas positivas -la no promoción de contenidos racistas, por ejemplo- pero desde ya hay evidentes puntos negativos -que Google penalice todo tipo de contenido «riesgoso» y de esa manera aliente contenidos con mayor veta comercial.
El caso de los youtubers marca el riesgo de trabajar sobre una plataforma que es enteramente controlada por terceros, como el caso de Youtube. En el caso de los bloggers, se puede seguir vendiendo publicidad vía otras redes de monetización, pero en el caso de los youtubers más famosos, aún cuando puedan incluir avisos dentro de sus videos, se quita una fuente muy importante de monetización.
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