Web3, entre la descentralización y las promesas

Web3, entre la descentralización y las promesas

Los blogs fueron uno de los productos fuertes de la primera etapa de la llamada Web 2.0: descentralizados, y que se podían integrar a múltiples servicios gracias al código abierto de los gestores de contenidos y las interfaces API de las redes sociales y servicios Web. Ya sabemos que pasó luego: pasamos progresivamente a una etapa de centralización en las plataformas, como Facebook, Twitter, etc, y los espacios descentralizados como los blogs comenzaron a ser colocados en los márgenes de la atención.

Ya desde hace unos meses se viene promoviendo la idea de una Web3, basada en particular en el concepto de blockchain. Esto es, una red pública, descentralizada, distribuida entre múltiples servidores. Las relaciones entre los usuarios se regularían mediante tokens, ya sean fungibles (como las criptomonedas) o NFT (para objetos únicos).

Pero la idea tiene unos cuantos problemas.

Moxie, por ejemplo, hace algunas observaciones interesantes. La idea de Web3 basa su descentralización en la distribución de contenidos vía servidores. Esto puede funcionar para las criptomonedas, pero el pasaje hacia la centralización de la Web 2.0 está muy relacionado con la decisión de los usuarios de no querer correr sus propios servidores. Ni siquiera quieren saber nada con el hosting o cosas por el estilo. Quieren abrir una aplicación, publicar y a otra cosa. Por lo tanto, una estructura de ese tipo no se va a crear sobre redes de usuarios; en todo caso, sobre redes de más empresas que en la actualidad.

Dos, todo protocolo descentralizado tiene la desventaja de ser difícil de actualizar. Una vez que se alcanzó un consenso en lanzar un servicio, cambiarlo luego es una tarea muy complicada. Por ejemplo, tres décadas después, el correo electrónico sigue sin tener un estándar de encriptación, mientras que los mensajeros instantáneos centralizados no tardaron mucho en sumar esa funcionalidad.

Tres (agrego aparte) no veo demasiadas alternativas de monetización para modelos descentralizados de publicación. La idea de una red con contenidos creados por usuarios y alojados por usuarios es más que interesante, pero las redes de blockchain tienen costos de transacción (en algunos casos mínimos, pero siempre existen) que de alguna manera tienen que financiarse con dinero fiat. No todo se puede hacer con tokens.

Cuarto, la idea de base del blockchain -que toda operación es pública y no puede modificarse luego en las bases de datos- es más que comprensible para finanzas, pero no sé que tanto se adapta para la publicación de contenidos, que de manera muy habitual necesitan ser modificados, actualizados o eventualmente borrados.

Estas promesas -descentralización, libertad de los usuarios, imposibilidad de censura- también estaban en la primera etapa de Internet, y luego en el arranque de la Web 2.0. Es difícil a veces separar entre el discurso que busca legitimar determinados estándares / tecnologías y las posibilidades reales a futuro.

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