Instagram y los malos turistas

Instagram y los malos turistas

Algunos meses antes de la pandemia me ocupé en una entrada sobre la “presión” que muchos sentían por viajar a lugares lejanos y en cierta medida originales. Para muchos, el culpable de esa presión era Instagram. Viajar era necesario para crear lindas fotos y mostrar lo bien que te iba. En ese momento, planteaba en este blog que Instagram potenció o le dio nuevas características a esta necesidad social por figurar. Pero está claro que no la inventó. Así como no inventó la envidia por ver a los demás viajando o haciendo cosas divertidas”.

Y cómo hay debates que vuelven cada tanto, me encontré en The Conversation con una nota sobre cómo Instagram te vuelve un peor turista. La autora revisa una serie de deplorables comportamientos recientes de turistas, e hipotetiza que buena parte de esas actitudes están potenciadas por el hecho de ver que otros realizan cosas inusuales y divertidas en sus vacaciones, y las muestran en sus cuentas de Instagram. Es difícil demostrar esto. El mal comportamiento de los turistas en muchos destinos antecede por bastante a la aparición de Instagram. Ahora es más fácil difundirlo, claro.

La segunda hipótesis de la nota me parece mucho más interesante: es la idea que muchos usuarios están más interesados en generar contenidos que en explorar. Lo que justifica, por ejemplo, viajar hasta un lugar lejano para hacer la misma foto que ya viste en las redes sociales. Ir al lugar donde todos van se hace bastante justificable, pero puede generar memes que se burlan de ello, como el ya muy conocido Instagram vs reality que seguro vieron en redes como TikTok o Instagram. Si bien esta hipótesis podría vincularse con la clásica visión despectiva del turista -que hacen todos lo mismo, digamos- si es cierto que las posibilidades de monetizar estas publicaciones y aspirar a una carrera de influencer suman más interés.

Finalmente, el artículo también revisa los recientes cambios de políticas en destinos como Bali, que debido al mal comportamiento de muchos turistas ya no permiten acceder a ciertas zonas de la isla, sólo permite alojarse en lugares autorizados y exige licencias para manejar motocicletas, entre otras novedades. La autora además revisa en un paper (que todavía tengo que leer) la campaña de antihashtag de Viena, “See Vienna, not #Vienna”.

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