Capital viajero y desigualdades en el mercado turístico

Capital viajero y desigualdades en el mercado turístico

¿Se puede hablar de un “capital viajero”, en tanto posesión de bienes y saberes que nos permiten acceder de manera ventajosa al mercado de viajes? Si por capital entendemos la posesión y acumulación de bienes socialmente legitimados para establecer una diferencia con los demás -si, aquello que Pierre Bourdieu llamaba “capital simbólico”- es bastante evidente que podemos rastrear algo así en el mercado turístico.

Elliott y Urry, en su libro Mobile Lives, de 2010, plantean 8 elementos relevantes para el capital viajero de toda persona. Ellos son

  1. La posesión de documentos apropiados (pasaportes, dinero, visas, etc, que nos califican de manera positiva para movernos entre países sin demasiados problemas.
  2. Familia, amigos o contactos laborales que hacen invitaciones, ofrecen alojamiento o encuentros profesionales, y que ayudan a construir redes transnacionales.
  3. Capacidades físicas e intelectuales para movilizarse sin problemas y manejar otros entornos.
  4. Infraestructura de comunicación que pueda ser operado en distintos países, como acceso a redes móviles.
  5. Dispositivos de comunicación que operen en distintos países.
  6. Lugares apropiados para reuniones y encuentros profesionales, tanto en el destino como en la ruta, desde hoteles hasta acceso a VIPs.
  7. Acceso a medios de transporte, en particular privados, como autos.
  8. Tiempo adecuado para manejar los 7 puntos anteriores.

Está claro que el listado de Elliott y Urry apunta tanto a turistas como a viajeros de negocios. Normalmente tendemos a considerar que el dinero -punto 1- es la clave de todo. Pero no es tan simple. Hay que tener ocupaciones que brinden el tiempo suficiente para poder articular viajes y trabajo, y eso no es tan simple. La hipermovilidad tiene sus lados no tan positivos.

Aeropuerto de Ezeiza

Aquellos individuos que poseen un mayor capital viajero, en particular orientado hacia una movilidad que combina ocio y trabajo, en realidad deben articular varios ítems más allá del dinero y el tiempo. La construcción de redes transnacionales de contactos requiere también de habilidades sociales no siempre fáciles de desplegar en entornos muy diferentes. Y la demanda física es realmente importante. No sólo por los cambios de horarios; también por los requisitos de movilidad entre distintos lugares.

No hay que esforzarse demasiado para encontrar fuentes diversas de desigualdades en el acceso al mercado turístico. La mayor parte de la población mundial tiene restricciones a la hora de moverse por el mundo. Nacer es un país con un pasaporte que habilita a acceder sin visa a pocos países ya plantea un. problema serio, que muy probablemente se sume al tema del dinero. No es casualidad que la mayor parte de los viajeros de negocios tiendan a tener pasaportes de determinados países. No sólo son naciones más desarrolladas económicamente; ofrecen vías más sencillas de acceso a terceros países.

Marcar estas diferencias es un buen punto de partida para analizar los discursos que plantean al viaje como un “espacio de libertad”. Es una libertad, digamos, sujeta a muchas condiciones. No se trata sólo del individuo y su desarrollo personal. También tiene que ver con la relación entre los Estados, la conectividad aérea entre países, etc.

Pero sobre la relación entre viaje y libertad mejor hablamos en una próxima entrada.

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